Medellín 2000: Las Bandas que Nos Enseñaron a Gritar, Bailar y Creer

Hubo una época en Medellín en la que la música no solo era sonido: era identidad, era resistencia, era la manera de gritarle al mundo que aquí también teníamos una voz distinta. Los años 2000 trajeron consigo una explosión de bandas que se convirtieron en banda sonora de toda una generación. Punk, ska, hardcore, reggae, rock alternativo… cada concierto, cada disco quemado en un CD pirata y cada camiseta estampada en el Parque del Poblado fue parte de una historia que aún resuena en la memoria.

Hoy, vale la pena volver atrás y recordar esas agrupaciones que hicieron vibrar a Medellín y que todavía, de una u otra forma, siguen vivas en el corazón de quienes estuvimos ahí.


Mojiganga: El Ska que se volvió himno

Hablar de música alternativa en Medellín sin mencionar a Mojiganga es imposible. Su ska punk rápido, explosivo y lleno de energía fue el desahogo de miles de pelados en los toques. Canciones como “No estamos solos” o “A mis amigos” eran coreadas hasta quedarse sin voz.

En sus conciertos  siempre habian cientos de jóvenes, con botas, pantalones rotos y la cara pintada de sudor y alegría, haciendo del pogo un ritual colectivo. Mojiganga no solo fue una banda: fue una especie de bandera de la juventud inconforme que, a punta de trompetas y guitarras rápidas, decía: “aquí estamos”.


PopCorn: La dulzura punk de los 2000

PopCorn representaba el lado más melódico y sentimental del punk medallo. Sus canciones hablaban de amores imposibles, adolescencia, rebeldía y desahogo juvenil. Temas como “Juliana” o “Que puedo Decir” conectaban con ese sentimiento de dolor suave pero sincero de crecer en medio del caos.

Ver a cientos de jóvenes con lágrimas y sonrisas al mismo tiempo, saltando mientras cantaban cada letra, fue un retrato perfecto de lo que significaba vivir la adolescencia en Medellín con PopCorn como banda sonora.


Rey Gordiflón: El rock alternativo hecho Medellín

Rey Gordiflón fue de esas agrupaciones que no se parecían a nadie más. Su mezcla de rock alternativo, letras urbanas y esa manera particular de narrar la ciudad los convirtió en referentes. Su tema “Cansado” es todavía uno de los más recordados, porque era eso: un espejo del Medellín que caminábamos día a día.

En sus conciertos demostraban que su propuesta no era moda, sino una voz genuina de la ciudad que buscaba identidad en su propio sonido.


Tres de Corazón: Punk Rock con alma

Si algo caracterizó a Tres de Corazón fue su capacidad para hacer del punk algo profundamente sentimental y cercano. Canciones como “Que se yo?” o “Por siempre” fueron himnos para quienes amábamos con intensidad y también sufríamos con la misma fuerza.

En cada concierto quedaba claro que Tres de Corazón era mucho más que una banda local: era el reflejo de los jóvenes que, a pesar de la dureza de Medellín, aún creían en la esperanza y en el amor.


IRA: Los eternos del Punk

IRA no nació en los 2000, pero en esa década reafirmaron que eran los padrinos del punk en Medellín. Con más de dos décadas de historia para entonces, canciones como “Ya no más” y “Sepultado” se convertían en mantras de resistencia.

En cada uno de sus conciertos, Cientos de camisetas negras, puños arriba y gargantas desgarradas confirmaban que IRA no era solo una banda, sino una institución del punk que había trascendido generaciones.


Nepentes: Rabia, fuego y reggae hardcore

“Somos violentos”, “Se tienen rencor”,… Nepentes era pura energía, pura rabia canalizada en reggae hardcore. Sus conciertos eran catarsis colectivas donde el pogo era casi una obligación.

Siempre en cada concierto dejaron claro que Medellín tenía bandas capaces de incendiar cualquier escenario. Para muchos, Nepentes representó la voz de quienes estaban cansados de la violencia y la indiferencia.


El eco de una generación

Recordar estas bandas es volver a esos años donde la música se vivía en cada esquina, en cada fotocopia con la programación de un toque, en cada CD grabado con carátula artesanal, en cada grito en el pogo. Medellín en los 2000 fue eso: un hervidero de sonidos que nos acompañaron en la adolescencia, en el amor, en la rabia y en la esperanza.

Hoy, aunque los tiempos hayan cambiado, esas canciones siguen sonando en la memoria colectiva. Porque al final, las bandas de los 2000 en Medellín fueron más que música: fueron parte de lo que somos.

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